Este fue mi primer peluche. Me lo regalaron justo el día en que nacía. Mi madre lo puso en la mesilla de nuestra habitación de hospital, y estuvo allí haciéndonos compañía durante los 10 días que estuvimos ingresadas.
Cuando por fin pudimos regresar a casa, se instaló en mi serón, y después en mi cuna, donde dormía con él. Cuando fui un poco mayor, los dos pasamos a la cama, aunque él ya no dormía conmigo, pues siempre acababa en el suelo.
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